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domingo, 10 de junio de 2018

Lecturas


Es de madrugada, son las cinco y me he puesto a escribir. No he dormido nada. Estaba en una discoteca y llegué hace poco a la casa. No estoy borracho; estoy sobrio. No me tomé ni una cerveza, sólo bailé.

Qué es lo que iba a escribir?

Sigamos. En estos días leí Eugenia Grandet, de Balzac. De Balzac tengo esta que leí y La piel de zapa.

Mas no me puse a leer La piel de zapa; cogí una novelita de Cormac McCarthy llamada La oscuridad exterior.

Tengo hambre, más luego voy a ir a la cocina a ver qué hay de comer.

Mis papás duermen ahora en el otro cuarto. Se despertaron cuando llegué. No me llevé la llave y mi mamá me abrió la puerta.

Me quité la ropa y me puse una pantaloneta, estaba sudado. Ya me refresqué.

Bailé con dos mujeres nomás. La primera una morena simpática caribonita y gordita que bailaba suavecito. La segunda era más pencuda, más gruesa, basta; le pregunté cómo se llamaba mientras bailábamos. Diana, dijo. Tenía cierta expresión de cansancio en la cara pero bailaba fuerte, chocando duro. Se me paró la verga. Traté de disimular la erección agachándome de modo que su enorme trasero me pegara más arriba. Pensé que si no hubiesen estado los viejos, la habría traído para acá. Pero ¿cómo, si no tenía ni para regalarle tan si quiera una cerveza? Grave grave. Hay que salir con dinero, C. A., de lo contrario no salgas. Sólo fui a bailar. Sí, pero de todos modos.

La verdad es que llevé muy poquita plata. Pagué la entrada y el resto se fue en dos geitores. Y la noche apenas empezaba.

Ah, los Diarios son para escribirlos todos los días. Por eso se llaman Diarios. Yo no escribo todos los días; o no me he puesto a escribir todos los días. Este es un Diario virtual. Y por ahora no tengo internet aquí. Trato de escribir lo esencial en forma de "cuentos" o como se me venga en gana.

Temprano en la madrugada

Hace unas horas llovió. No duró mucho. Yo estaba en el primer cuarto sentado ante el computador y la fuerte brisa fría que entraba por la ve...