Pasados los veintitrés años, las reglas de juego se tornan claras. Todo está dispuesto para el mal, la culpa y el arrepentimiento, debido al miedo infundado, disparado desde todos los frentes. Pero siempre hay un paraíso, siempre hay una biblioteca pública y librerías de libros de primera y segunda mano para seguir la peligrosa senda de la libertad, de la soledad. Abrirse paso a través de la oscuridad.
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