Flor de alelí que sueñas
en el lecho de mi amor desamparado.
Un dardo en tu pecho nacarado
Tiñe de negro tus entrañas.
Como rocío que acompaña
mis mañanas, tú, mi ser libado;
como los nacientes rayos de un sol alucinado
que irrumpen por mi ventana y no la empañan,
despiertas del fulgor de una campaña,
al sueño de un amor desatinado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario