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sábado, 27 de julio de 2024

Realismo


   Realismo uno

   En todos los idiomas y en todos los tonos se discute este concepto: realismo. Se lo confunde con naturalismo fotográfico; se lo vincula a la vulgaridad, a la pornografía, a la pobreza imaginativa; se lo opone al subjetivismo, o, quizá por considerarlo demasiado difuso y pálido, se le cuelgan cintas de colores -realismo crítico, realismo socialista, realismo mágico-, y sobre todo se lo usa como concepto para inventar novelas pésimas. Por mi parte no creo que el realismo pueda ser definido sin que sufra alguna seria mutilación y sin que ipso facto, y según quién o cómo lo defina, nos veamos obligados a expulsar del realismo, por turno, a casi todas las grandes obras realistas de la literatura universal. Si Ana Karenina es realista, el Quijote no lo es; si Balzac, no Shakespeare. Descartada la posibilidad de decretar una unidad de medida de estilo del metro de París, parece sensato admitir el siguiente hecho: cada época, cada pueblo -cada artista-, expresan su versión de la realidad: una versión historizada, subjetiva y fatalmente parcial e imaginaria. La realidad es más vasta y más cambiante, y más sorprendente, de lo que capta por lo general un profesor de estética. Vivir en Grecia, en tiempos de Homero y no hablar de dioses, coturnos alados y gigantes de un solo ojo, siendo poeta, hubiera sido una casi monstruosa mistificación de la realidad. La objeción de que gigantes y dioses no existían es harto bárbara. En principio, porque si Homero no cabe en el realismo, peor para el realismo, y luego porque la realidad -la confusa y mítica y disparatada realidad humana- admite dragones y centauros, toneles donde encerrar los vientos, y violaciones de muchachas del tamaño de un clítoris, sobre todo si uno vive en la Hélade unos mil años antes de Cristo. Y digo "sobre todo" por una especie de cortesía.
    En suma, no siendo el realismo ni una escuela ni una moda, y siendo la literatura un arte humano -sujeto sólo a las condiciones históricas y al talento de cada cual- no es difícil admitir que, incluso en una misma época, el realismo asumirá formas diversas y aun antagónicas, si se lo piensa desde realidades opuestas. Como definición, deja mucho que desear, me doy cuentas, pero tiene el modesto mérito de ser la verdad.


    Realismo dos

    El realismo bien entendido no es una escuela, ni una corriente, no otra cosa alguna por el estilo; es el único modo de hacer obras de ficción. Incluso, obras fantásticas.


Abelardo Castillo, Ser escritor   

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