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sábado, 18 de mayo de 2024

Querida D


Querida D.:

Pensé escribir un relato,
uno probablemente malo
en el que dos seres solitarios
fueran protagonistas de una historia
de amor.
Se trata de un colombiano 
y una mexicana que se conocen 
en el chat de la carita feliz.
Él usa el nombre de un personaje
de una novela de Hesse; ella
el de una heroína flaubertiana.
Ella lo ve monologar en la sala de chat,
lee sus extravagancias, sus barbaridades,
a veces menciona nombres 
de escritores, títulos de libros.
Eso la ha cautivado y decide escribirle.
Él no es muy de hablar en privado,
pero al presentir en sus letras
el misterio de una belleza interior,
entra ya todas las noches 
sólo a hablar con ella.
Y cada día lo seducen más las palabras
que ella le cuenta sobre su vida.
Y cada día la seduce más su locura
y la verdad con que se desnuda ante ella.
La primera vez que se ven por cámara 
no hay sorpresa; se han hablado tanto 
de sí mismos 
que es como si ya se conocieran. 
Así comienza su idilio.
Él espera viajar a México cuando termine
la tesis de grado de la Universidad. 
Quiere rehacer su vida allá, junto a ella. 
Y ambos se contentan de momento 
contándose los sueños que planean 
realizar juntos: ir al cine, bailar 
hasta el cansancio, beber 
hasta perder el conocimiento 
y hacer el amor tan intensamente 
y en los lugares más inesperados
hasta que ella quede embarazada 
de trillizos.

Querida D.,
si te has dado cuenta
ya sabes que la historia 
se trata de nosotros dos.
Antes me enamoraba fácil,
sin verdadero amor;
era una atracción tosca
que buscaba salvarse de la soledad,
como si la soledad fuera un castigo,
una esposa amarga. Ahora
mi relación con ella es igual
a la de los novios que se aman
y se comprenden sin palabras,
de manera fiel. Y es mejor 
estar solo que mal acompañado.

Tú eres una mujer dulce y comprendes
la soledad de los demás, 
porque sabes cuán valiosa es la tuya.
La mirada con la que contemplas 
el dolor humano no se ha endurecido.
Te gusta la literatura, el arte...
Por eso me siento a gusto contigo.
Por eso te escribo estos versos.
Y por favor,
no repares en su pésima calidad,
mira más bien lo que te he dicho.
Con todo mi afecto,

C. A.

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