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jueves, 9 de mayo de 2024

Oncocit USA, la compañía que vende curas para el cáncer



¿Cuántos profetas bien vestidos no vienen a menudo con la buena nueva de una panacea que cura casi por arte de magia nuestros males? Gente sin escrúpulos del sector de la salud, disfrazados de empresarios, compran pauta en reputados medios nacionales y promocionan un antídoto para el cáncer que cuesta veinticinco mil dólares -alrededor de cien millones de pesos colombianos-, suma que cualquier persona adinerada pagaría si estuviera en esa triste situación. La organización que ofrece esta supuesta cura se llama Oncocit y es de Estados Unidos, aunque opera en muchos países de Latinoamérica. 

Contexto: el 17 de julio de 2023 una periodista de la revista Cambio aquí en Colombia publicó un artículo que denunciaba a Oncocit por estafar personas enfermas de cáncer con la venta de un tratamiento de inmunoterapia de ocho dosis inyectadas que dura dos semanas, promete desaparecer la enfermedad y lo hacen a domicilio. Dice que la empresa no está avalada por el Invima ni la FDA. Nadie la conoce y no hay noticia de su tratamiento en revistas científicas. Y al parecer su dirección con sede en Estados Unidos es una oficina virtual, fantasma. Luego de la publicación, representantes de Oncocit trataron de comprar una pauta de publicidad favorable y le transfirieron desde Panamá la suma de mil cuatrocientos veinte dólares a Cambio, la que el director de la revista devolvió. Ahora han hackeado la revista en varias ocasiones y enviaron una nota muy cortés en donde pedían que se eliminara el molesto artículo, o si no, la página de la revista saldría de servicio y la borrarían. Según las autoridades, no son ningunos pintados. Crimen organizado de alto nivel.

"No vamos a retirar el artículo. Vamos a dar la pelea, hasta que la justicia toque a su puerta", dijo el director de la revista Cambio, Federico Gómez Lara, en una reciente entrevista para la W Radio. "Una situación muy grave en la que mucha gente ha caído, con la gravedad que no solamente están ante una estafa y no curan su enfermedad sino que estas personas los hacen firmar un acuerdo de confidencialidad para que no puedan hablar del tratamiento y muchas veces los instan a dejar de recibir las quimioterapias". 

El asunto, como dijo el periodista Daniel Coronell, parece de película ciertamente. Y no es para menos, debido a la magnitud del caso y lo que está en juego: la vida de personas enfermas. Quizá muchos no hayan visto esa buena película de Jean-Marc Vallée llamada El club de los desahuciados, en donde el protagonista, un hombre contagiado de VIH, descubre que el medicamento que le suministran en el hospital para tratar su enfermedad es tóxico, y lo que hace es agravar su estado en vez de aliviarlo. Así que emprende una búsqueda que lo lleva hasta México y allá encuentra un medicamento que mejora su calidad de vida, el cual tiene que pasar de contrabando porque está prohibido por las agencias estadounidenses. Entonces funda un club más o menos clandestino en el que vende un tratamiento efectivo con una membresía de afiliados. Lo contradictorio es que el medicamento que le ponían en el hospital le hacía daño y era legal. La película nos muestra la podredumbre de un sistema de salud monopolizado y corrompido por el dinero, al que no le conviene que las personas enfermas sanen porque el negocio es la enfermedad. En vista de que muchas veces los tratamientos autorizados por el sistema de salud no cumplen las expectativas, ¿estas acciones por parte de consorcios privados se fundamentan en una verdadera voluntad de erradicar el mal del enfermo? Se puede dar el beneficio de la duda. Pero no nos extraña que una compañía de estas juegue con la vida de la gente, mucho menos si no está registrada legalmente.

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